PRESENTACIÓN

José Bolívar Castillo
Alcalde de Loja


La identificación afectiva y cívica con la patria y sus grandes objetivos comienza, sin duda, como un amor entrañable al terruño, al paisaje, al pedazo de geografía y de historia donde se inicia la vida. Este es el caso del ilustre escritor lojano, Alejandro Carrión Aguirre. Fue un patriota a cabalidad: dedicó toda su vida a contribuir, con su orientación y sus luces, al devenir histórico del país. Pero sería difícil comprender esta dedicación a las causas de la patria grande sin reparar en su consagración a su tierra nativa, Loja.

Alejandro Carrión dio sus primeros pasos en el campo de las letras en la poesía y en la narrativa. En ambos géneros, su tierra natal fue su fuente permanente de inspiración. Se inició luego en el periodismo, pasando de un periodismo combativo -inconformidad rebelde que se confronta apasionadamente con la realidad- a un periodismo señero que, elevándose sobre los lugares comunes, mostró la madurez propia de quien mira la totalidad del bosque y su contexto. Navegar contra corriente, triturar "eslóganes" y frases hechas y analizar con descarnada afectividad y sentido crítico la realidad económica, social y política del país para trazar rumbos y proyecciones de futuro, esa fue la tarea del ilustre escritor durante los últimos años.

En esta labor periodística Alejandro Carrión tampoco fue ajeno a su patria chica. Él tuvo que emigrar de su siempre añorada Loja. Pero siempre la tuvo presente en lo más íntimo de su ser. En sus escritos periodísticos fue permanente su preocupación por el tema del centralismo, la bipolaridad Quito-Guayaquil que, muchas veces, ahoga las potencialidades de otras regiones de la patria. Innumerables artículos, desde los años 40 hasta éste, el año de su muerte, llevaron el título "Allá lejos", refiriéndose a Loja y a su continuo drama de marginación e incomunicación. Analizó con frecuencia sus principales problemas y aspiraciones: "La vialidad allá lejos", "El riego allá lejos", "El transporte aéreo allá lejos", etc.

Pero es que Loja no sólo ha sido marginada en cuanto a obras materiales de desarrollo, sino que también, en muchos sentidos, la historia nacional ha sido mezquina en reconocer las contribuciones trascendentales de Loja -hoy convertida en una región que se integra de tres provincias- a la forja de la nacionalidad. Contra esta realidad se revela Alejandro Carrión en esta compilación de crónicas históricas titulada, tan elocuentemente, El último rincón del mundo. En ellas, con su característico estilo ameno y vigoroso, rescata y reconstruye las "fabulosas aventuras"de quienes hicieron la historia de la provincia, desde su descubrimiento hasta el fin de la "oscura colonia". A través de sus páginas, desfilan los personajes de quienes es, según el autor, "el esfuerzo que crea la vida: en ellos, con ellos y por ellos se va formando el espíritu de [Loja], acunado en sus peripecias, en sus dificultades, en sus éxitos".

Es especialmente destacable la reconstrucción que realiza el autor de los primeros y precarios años de la presencia española en los territorios de la región, que llevó a Loja y a sus fundadores al descubrimiento y conquista de las Gobernaciones de Yaguarsongo y Maynas, único título que nuestra patria tiene sobre los territorios de la Amazonía. Por ello hemos dicho, y lo repetimos ahora, que si es gloria de Quito el descubrimiento del Río Amazonas, gloria es de Loja la conquista de la Amazonía y la fundación de las gobernaciones de Yaguarsongo y Maynas.

El I. Municipio de Loja se honra al editar la obra que Alejandro Carrión dedicó a Loja, su provincia. De esta manera, el Cabildo contribuye al homenaje que la ciudad y la provincia deben al ilustre escritor. Y es, para nosotros los lojanos, muy grato que este homenaje sea compartido con el Diario El Comercio, tribuna desde la cual Alejandro Carrión libró sus últimas cruzadas en contra del "olvido" que pesa sobre Loja. Estamos seguros que esta publicación habría llenado de satisfacción a su autor. Hemos dado así curso a su intención de proclamar que Loja ya no es "el último rincón del mundo", que "ya la nuestra no es sólo una linda tierra para nacer, sino una hermosa tierra para vivir..."

Loja, Julio de 1992