Entrevistas
Juan sin Cielo” cumplió su misión: vivió veinticinco años y en tres periódicos, “El Universo”, “La Calle” y “La Razón”. Luchó sin tregua contra una locura que invadió a los ecuatorianos, llamada generalmente “velasquismo”. Esa locura venció a “Juan sin Cielo”, y cuando por quinta vez se recayó en ella, el periodista se despidió para siempre.
Los monstruos también somos mencionables
Entrevista por Adrián Bonilla y Alexei Páez
Difusión Cultural (Banco Central del Ecuador). Quito. No. 8, octubre de 1988.
“El nombre mío… está prohibido en Letras del Ecuador y no sale. Inclusive para los aniversarios y todo eso, teniendo en cuenta de que yo la fundé, la levanté y mantuve durante años; quizás podría ser indispensable para cualquier documento… pero no lo soy, soy un nombre prohibido”.
“Yo estoy convencido de que el doctor Velasco era un ser excepcional, superior a todos, en el sentido de que podía meterse al Ecuador en el bolsillo… pero el doctor nunca supo lo qué quería hacer. Lanzó sobre el Ecuador un océano de palabras nunca visto, y en ese océano nos ahogamos todos. El Ecuador estuvo detenido todo ese tiempo. […] Por eso es que a mí me dan miedo esas borracheras del pueblo ecuatoriano. Yo creo que algún parentesco directo hay entre Velasco Ibarra y el diablo”.
“¿Cuántos incendios ha provocado, cuántos fuegos ha apagado…?” *
Entrevista por Diego Oquendo Silva
Revista Diners, Quito, 1983.
“El seudónimo de Juan sin Cielo no era un acto de impiedad, sino de humildad. Nadie sabe si al final de su vida va a ganar el cielo: ello depende de cómo vivió. Por lo mismo, todos somos Juan sin Cielo hasta que se juzgue nuestra vida”.
“Durante la etapa de mi vida… amparada bajo el símbolo de Juan sin Cielo, sin duda se provocaron, por mi parte, algunos grandes incendios... Yo preferiría llamarlos batallas, que es lo que realmente fueron… Pero mi batalla principal, mi batalla contra el velasquismo, es decir contra la demagogia elevada a leit motiv de la vida nacional, me la ganó ampliamente su jefe, que era invencible. Me la ganó cinco veces, ¡Dios mío! Me queda el consuelo de que no me desanimé sino cuando me la ganó por quinta vez”.
“El periodista escucha, buen médico que nada cura, cómo late el corazón de su país. Y de haberlo escuchado le viene una gran riqueza espiritual”.
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Alejandro
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