Alejandro Carrión no dejó una autobiografía. Tampoco fue un coleccionista sistemático de sucesos, memorias o correspondencia. Pero escribió mucho sobre su vida y, en todo momento, sobre quienes lo acompañaron a lo largo de sus 77 años. Estos escritos están dispersos en su obra publicada, casi todos en sus notas y crónicas periodísticas. Esta “biografía” no intencionada es parte de este proyecto de recopilación de su obra: aparecerá conforme logremos organizarla.
Como toda figura pública, fue sujeto de entrevistas por sus colegas periodistas. Se realizaban para los diarios o la radio y, en su última década de vida, para la televisión. La mayoría se refería a temas del momento político. Pero no siempre. Buscaremos las conversaciones que se refieren a él, a sus ideas y convicciones y a su obra.
Pero hay más, si bien es poco. Alejando Carrión siempre valoró la palabra escrita espontáneamente, manuscrita o en la infaltable máquina de escribir. Somos testigos. No acostumbraba descartar lo que escribía. Su obra es, casi en su totalidad, un primer manuscrito. Muchos escritos no publicados se perdieron por la fragilidad del papel o de los arreglos para conservarlos en medio de mudanzas a nuevos destinos. Pero algunos sobrevivieron. Son pocos. Son textos que lo acompañaron en sus cambios de residencia. Tienen un mérito indiscutible: su autor quiso conservarlos. Por eso nos atrevemos a publicarlos.
